El partido Morena se presenta como de izquierda, y aunque en esta definición podrían caber muchas cosas, su carácter no se define por lo que dicen de sí mismos, sino por su programa, su práctica y posición frente a los temas centrales; obviamente que desde la perspectiva de clase, como proletarios nos toca evaluar qué propone y qué ha hecho por nosotros.
Uno de los supuestos “logros” de este gobierno para los trabajadores ha sido el aumento al salario mínimo, pero revisando en concreto, “de los más de 21 millones de trabajadores registrados ante el Seguro Social, únicamente 47 mil 284 reportaron ganar hasta un salario mínimo en octubre de este año (2022)”. Y eso solo de los trabajadores registrados en el IMSS, porque de acuerdo al INEGI, se tenían 60 millones de personas como población económicamente activa (febrero 2023). Pero la principal evidencia es el costo de vida, de pago de renta, transporte y alimentación, donde las familias trabajadoras pueden constatar si efectivamente ha mejorado sustancialmente su ingreso.
De la reducción de la jornada laboral a 40 horas, nada se avanzó, al contrario, se pospuso la votación en el Congreso a pesar de contar con la mayoría. Y del próximo gobierno, solo se ha declarado que seguirán revisando.
Están también todos los casos de omisión y complicidad de la Secretaría del Trabajo y demás funcionarios frente a los movimientos de huelga, donde destaca la del SUTNOTIMEX con más de mil días de lucha. O la convalidación de las dirigencias charras en PEMEX, o las maniobras por no reconocer las dirigencias democráticas de la CNTE, y muchos etcéteras más.
Pero en las últimas semanas lo que es un verdadero indicador del carácter de Morena es en la defensa de la diputación de Sergio Mayer, hecho tan bochornoso que incluso la secretaria general, Citlali Hernández, se tuvo que pronunciar en contra, lavándose las manos, pero sin atender las quejas que le enviaba el comerciante Luis Morales Flores, del pueblo otomí a quien le correspondía asumir la diputación como propietario.
Y por si fuera poco. La designación de Mario Delgado en la Secretaría de Educación Pública es el mensaje claro de cómo en Morena se premian las gandalladas electorales y poco importa poner a un neoliberal que defendió la mal llamada reforma educativa de Peña Nieto.
De esta manera, el carácter de Morena se define por su pragmatismo electorero, su continuidad neoliberal y el llamado de sus ideólogos a callarse, como el caricaturista “El Fisgón”, que llamó estupidez el quejarse contra las imposiciones.