La pedagogía y la educación marxista tienen sus raíces en las ideas filosóficas de Karl Marx expresadas en el siglo XIX. Basándose en sus observaciones sobre la sociedad laboral y su cultura dentro de un régimen capitalista, previa a su fase imperialista, Marx comenzó a desarrollar planteamientos con el objetivo de mejorar las condiciones indignantes que enfrentaba la clase trabajadora y los sectores de bajos recursos. Así, sentó las bases para lo que más tarde se conocería como socialismo y comunismo científico.
Marx, señalan algunos estudiosos de su doctrina, no dedicó una obra completa a la educación, sin embargo, coinciden en que sus ideas presentes en sus textos son del tipo de educación necesaria, especialmente para la clase obrera por su gran relevancia para su liberación. La clase obrera enfrentaba mayores dificultades para acceder a una educación adecuada en comparación con la recibida por las clases altas, a las cuales Marx criticaba por utilizar la educación como un instrumento que perpetuaba y sostenía las diferencias sociales. Marx y Engels (Manifiesto del Partido Comunista) combatieron porque la educación fuera gratuita, igualitaria y pública bajo sostenimiento del Estado para todas las clases desposeídas.
La educación a través del trabajo: En 1848, en el Manifiesto Comunista, Marx-Engels mencionan la necesidad de abolir el trabajo infantil en fábricas, donde se producían condiciones de sobreexplotación, y proponen un sistema educativo que combine la formación con la producción material. La educación socialista se fundamenta en una pedagogía centrada en el trabajo. El trabajo productivo, que tiene un valor económico, ocupa un lugar central y está relacionado con la enseñanza. Este principio demanda una transformación radical de la escuela, que debe evolucionar de un modelo tradicional y teórico a uno enfocado en el trabajo y la producción. Para Marx, la educación a través del trabajo establece las bases para avanzar hacia una ciencia práctica y humana, en lugar de una meramente especulativa, que permita la capacidad de apropiación y control de la naturaleza.
Marx propone una educación politécnica basada en el trabajo, pero insistiendo siempre en que ese trabajo debe ser reglamentado cuidadosamente, de manera que en nada se parezca a la explotación infantil capitalista. Esto apunta a hacer posible el desarrollo pleno de la persona, preparar y acompañar el advenimiento de la sociedad socialista y proteger a los niños de la explotación capitalista. La educación socialista preconizada por Marx exige, por lo tanto, la participación de niños y jóvenes en el proceso de la producción, teniendo en cuenta que la producción supone la unidad de la actividad material e intelectual, o sea un tipo de producción opuesta a la que impone el capitalismo.
La escuela obligatoria y gratuita: Marx, conocía de cerca la escuela y, en más de una ocasión, denunció las deplorables condiciones materiales y conocía, aún mucho mejor, la sobreexplotación infantil en las fábricas. De los cursos nocturnos y dominicales para la instrucción de los niños, Marx decía que eran falacia y no son, de ninguna manera, capaces para dar la necesaria instrucción, además los niños llegan a ellos agotados de las jornadas laborales. Marx observaba en la posición de la burguesía una actitud contradictoria, pero al mismo tiempo; ve un planteamiento liberal republicano que reivindica el carácter universal, gratuito y laico de la instrucción. Asume esta demanda y en él indica que una de las medidas inmediatas a establecer, después de la toma del poder revolucionario.
Aunque Marx no profundizó extensamente en el tema educativo, en sus escritos propuso una educación integral que buscaba formar al individuo de manera completa. Consideraba fundamental la armonía entre la educación y el trabajo, ya que la división de las tareas laborales restringe el desarrollo humano. Para él, la educación integral debía combinar teoría y práctica. Marx sostenía que los niños, a partir de los nueve años, deberían trabajar mientras estudian; no se trata de encerrarlos en las escuelas para que solo aprendan, ni de utilizarlos como mano de obra, sino de permitirles interactuar con el mundo real, relacionando los conocimientos adquiridos en la escuela con el ámbito laboral. El sistema que propuso era el siguiente: los estudiantes debían dividir su tiempo, pasando la mitad del día en la escuela y la otra mitad en el trabajo, ya que aquellos que cursan medio día en la escuela mantienen vivas sus ganas y su entusiasmo por aprender.
Dentro de la pedagogía marxista uno de sus principios es promover el desarrollo de los intereses armónicos que capacitaran a todos para adquirir la cultura y el conocimiento y de esta manera llegar a servir a la comunidad en cualquier clase de trabajo.
La pedagogía marxista se enfoca en la educación como herramienta para transformar la sociedad y eliminar las desigualdades sociales y económicas. Algunos principios clave incluyen:
1. Educación crítica: Fomentar la conciencia crítica y el pensamiento reflexivo para cuestionar la realidad social.
2. Enfoque en las necesidades de los estudiantes: Priorizar las necesidades y experiencias de los estudiantes, especialmente aquellos marginados.
3. Aprendizaje colaborativo: Fomentar la cooperación y la solidaridad entre estudiantes.
4. Conocimiento como herramienta de liberación: Entender el conocimiento como medio para empoderar a los individuos y transformar la sociedad.
5. Crítica al sistema capitalista: Analizar y cuestionar las estructuras de poder y dominación.
6. Educación para la acción social: Preparar a los estudiantes para participar activamente en la transformación social.
7. Rechazo a la educación burguesa: Rechazar la educación tradicional que reproduce las desigualdades sociales.
La pedagogía marxista busca empoderar a los estudiantes para transformar la sociedad y crear una sociedad más justa y equitativa.
Artículo publicado en el periódico Educación Popular #10, segunda época, que es el órgano informativo y de educación política de la Unión de Trabajadores de la Educación- Frente Popular Revolucionario.